Siempre tuve claro que quería trabajar ayudando a otras personas con discapacidad; mi amor por la docencia hizo el resto y pasé 5 años en la Universidad estudiando Educación Especial y Psicopedagogía.

Al terminar, y cuando aún veía el mundo de color de rosa, saqué mi plaza como PT y ahí comenzó mi andadura (sobre ruedas) por institutos, colegios e incluso en un equipo de orientación multiprofesional (el CREECYL).

Sólo puedo decir que en todos estos años, si alguien tuvo prejuicios hacia mi capacidad como maestra se le cayeron al suelo al verme interactuar y trabajar con el alumnado (spoiler: ell@s nunca dudaron de mí).

Tengo un problemita con eso de la formación: no puedo (ni quiero) dejar de aprender. Así que, incluso trabajando me saqué la adaptación al Grado de E.

Primaria y la Mención en AL. 

Soy una DUAdicta reconocida. Menuda novedad, ¿no? Es verdad que ahora todo el mundo habla del DUA, pero al menos yo lo hago con conocimiento de causa (estoy diplomada por el CAST, entre otras formaciones).

Además, soy rockera, muy friki (nivel: tengo una habitación con velas colgando de techo, como en Harry Potter), una de mis aficiones es pintar óleos (ese cuadro de la portada podría ser el original de Frida Kahlo, pero es de servidora) y soy madre de un gato y una gata que, obviamente, son los más bonitos del mundo (dicho por la revista “Tu felino ronronea al verte”).

Resumiendo, en vez de vender mi alma al diablo se la vendí a la “Pedagogía Inclusiva” y desde entonces trabajo y vivo por y para ella.